Pasamos bastante tiempo en la cocina. Un tiempo que se asocia a historias familiares.
Un espacio de rutina, magia, besos, regaños. Todos estamos en la cocina, familia, amigos, facturas, sueños. Es como un teatro, en la cocina lloramos, reímos y nos enfadamos, hacemos una danza de movimientos medidos, de actividad intensa y desquiciada, seguida de instantes de pausa para el café.
Realizar Salsa de Tomate
- Esta salsa que te explicaré no es solo para esta receta, la puedes emplear para bastantes platos. Puede cocinarlo en enormes proporciones y almacenar las sobras en frascos y almacenar en el refrigerador.
- Abre la lata de tomates enteros pelados y quita el exceso de líquido (agua de tomate) puesto que en un caso así solo usaremos la pulpa. Puedes almacenar el agua en una jarra para otra receta futura o ponerla en una cazuela y dejar que reduzca a lo largo de 15 minutos para tener una pasta de tomate concentrada.
- Coloca en una cazuela unas 5 medidas de cuchara de aceite y mientras que se excita, pela los ajos y pícalos finamente. Agregamos a la olla los ajos fileteados, los sofreímos y en el momento en que comiencen a tomar color, agregamos los tomates y los partimos en el medio con una cuchara de madera.
- Déjalos cocinar hasta el momento en que se reduzcan a menos de la mitad de su tamaño, unos 30 minutos a fuego retardado. Si tienes prisa, puedes llevarlo a cabo a lo largo de 15-20 minutos a fuego medio-prominente, quitando regularmente a fin de que el tomate no se pegue a la olla (pero el gusto no va a ser exactamente el mismo).
- Añadir una cucharada chica de azúcar para achicar la acidez, una migaja de sal y pimienta negra recién molida. Si disfrutas el orégano, el tomillo o la albaca, puedes ajustar tu salsa. Sacamos todo bien, mezclando los sabores.
- Prueba y arregla con sal, si bien probablemente no sea preciso. Revuelve unos minutos, quita del fuego y acaba pasando la salsa por el chino. Esto lo va a hacer mucho más sutil, pero si disfrutas conseguir trozos de tomate (me agrada), omite este paso. Reservamos para integrar las albóndigas.
- La primera cosa que vamos a hacer es realizar las albóndigas a fin de que queden todas y cada una aproximadamente iguales. Sazone la carne molida, tanto el pollo como el pavo, en un tazón grande. Batir 2 huevos y agregarlos adjuntado con la nuez moscada. Las rebanadas de pan sin corteza, que hemos remojado antes a lo largo de unos minutos en leche fría. Y finalmente el ajo prensado o picado muy fino (menos la yema interior o tallo, para no reiterar).
- Combinamos todo bien con las manos hasta el momento en que se mezclen los elementos. Esta va a ser la base de nuestros futuros dumplings.
- Sin temor, empezamos a trabajar la masa, realizando bolas pequeñas (o enormes, según gusto) que entonces vamos a pasar por harina. Los dejamos en un plato aguardando la sartén.
- Sacudirlos un tanto para quitarles el exceso de harina y freírlos en aceite de oliva virgen plus muy ardiente. Unos tres minutos alcanzan y ahorramos.
- Pasar las albóndigas a la olla con la salsa de tomate recién lista. Calentar a fuego medio hasta el momento en que quede una salsa de tomate tenuemente densa (de la harina), unos diez minutos.
- Las dejamos descansar unos 5 minutos mientras que freímos las patatas en el corte que mucho más nos agrade.